Ser honestos con nosotros mismos y con la pareja nos genera bienestar, tranquilidad y felicidad, debido a que desaparecen los miedos y la desconfianza. Además, con la honestidad te olvidas de la manipulación y el chantaje para tener una vida plena y satisfactoria.
- Amor propio: Cuando una persona conoce y acepta sus calidades y defectos es más fácil que se muestre tal cual, sin miedos ni máscaras. Con ello, también eres capaz de valorar a tu pareja y aceptarlo como es, por lo que no intentarás cambiar ni su personalidad o comportamiento.
- Sin omitir información: Al ser honestos con nuestra pareja no dejas de quererla cuando algunos intereses o expectativas no se cumplen, al contrario se trabaja de una forma conjunta para mejorarlas u obtenerlas. Una forma de hacerlo es tener una comunicación clara, sin mentiras u omisiones.
- Paciencia: En ocasiones las personas explosivas suelen emitir juicios o realizar acciones de las que se arrepienten con el tiempo; lo mejor es ser honestos con nuestras parejas y hablar de lo que nos moleste en ese momento y evitar futuras conversaciones donde exista un cúmulo de reproches que puedan fracturar la relación.
- Crecimiento: Cuando las personas son honestas con ellas mismas y con los demás, es normal que exista un desarrollo personal y de pareja. La libertad y la confianza crean lazos fuertes verdaderos, así como la oportunidad de tener una vida plena.
- Comodidad: Al ser honestos en nuestros objetivos y compartirlos con la pareja, el amor crece a niveles muy profundos, porque se convierten en amigos, amantes y cómplices. Lo importante es que estemos cómodos con la persona con la que compartimos todos estos aspectos de nuestra vida.
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